Cuenta la leyenda que, misteriosamente, las personas que se dedicaban a la pesca nocturna en la caleta de Cabo Blanco, no volvían nunca de sus labores. Lo que sí regresaba después de varios días era su barca, solitaria bajo la corriente de las mismas olas.
Dicen que la desaparición de los pescadores es producto de un encanto y que, en semana santa, se aparece un barquito luminoso a partir de la medianoche. Este provoca miedo e incluso paraliza a quien lo observa, mientras desaparece lentamente al adentrarse en la caleta.