En nuestra sociedad actual, hemos normalizado y naturalizado el esfuerzo constante como algo necesario para alcanzar el éxito y el bienestar personal. Nos hemos acostumbrado a la idea de que solo a través del trabajo duro y la dedicación podemos lograr nuestras metas, y en muchos casos, esto se traduce en una sobreexigencia constante que nos lleva al agotamiento físico y emocional.
Pero, ¿en qué momento dejamos de valorar y reconocer el amor, el apoyo y el esfuerzo que han puesto nuestros ancestros y sistemas de relaciones y familia en nuestras vidas? ¿Cuándo comenzamos a dar por sentado todo lo que tenemos sin darnos cuenta del trabajo y la dedicación que hay detrás?
Es importante tomar un momento para reflexionar sobre esto y reconocer que no estamos solos en nuestras luchas y desafíos. Nuestros ancestros y sistemas de relaciones y familia nos han proporcionado herramientas, valores y conocimientos que nos han permitido llegar hasta donde estamos hoy.
Es cierto que no siempre es fácil ver y valorar este trabajo invisible, pero es importante hacerlo. Al reconocer el amor y el esfuerzo que han puesto nuestros ancestros y sistemas de relaciones y familia en nuestras vidas, podemos cultivar un sentido de gratitud y reconocimiento que nos permita avanzar con más fuerza y resiliencia.
Además, al reconocer el trabajo invisible de aquellos que nos han precedido, podemos comenzar a construir relaciones más sólidas y significativas. Podemos comenzar a valorar la importancia de las relaciones y la familia como un sistema que nos apoya y nos sostiene, incluso en los momentos más difíciles.
En última instancia, al reflexionar sobre la normalización y naturalización del esfuerzo y la falta de visibilidad y valoración del amor recibido por nuestros ancestros y sistemas de relaciones y familia, podemos comenzar a cambiar nuestra perspectiva y ver la vida desde una lente más positiva y agradecida. Podemos aprender a valorar y reconocer el amor y el esfuerzo que nos rodea y agradecerlo en nuestra vida diaria.
Así que la próxima vez que sientas que estás solo en tus luchas y desafíos, recuerda que tienes un sistema de relaciones y familia que te apoya y te sostiene. Reconoce el trabajo y el amor que han puesto en tu vida, y usa eso como una fuente de motivación y resiliencia para seguir adelante.
Escribe: Sergio Ganza
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