Queridos lectores,

Como columnista de este prestigioso periódico, me siento con la responsabilidad de abordar un tema que es demasiado común en nuestra sociedad y afecta a un número alarmante de personas: el abandono social y la falta de asistencia del estado.

A diario, vemos casos de adultos en situación de vulnerabilidad que son dejados sin la ayuda necesaria para sobrevivir. Como resultado, son muchas las familias que caen en desamparo y son presas de una injusticia social que no es visible para la mayoría.

Sin embargo, son los niños y niñas quienes sufren las consecuencias más graves de esta situación. Son ellos quienes viven en casas sin techo y quienes son víctimas de la violencia y la falta de atención por parte de las autoridades.

Además, es triste y frustrante ver cómo a pesar de las denuncias previas y las alertas sobre situaciones de riesgo, las autoridades no actúan a tiempo para prevenir el maltrato y la violencia. Como resultado, demasiadas mujeres son asesinadas por sus parejas o exparejas, y sus vidas son arrebatadas en un acto de violencia brutal.

Es hora de que el estado cumpla con su responsabilidad de proteger a las personas más vulnerables de nuestra sociedad. Debemos exigir un sistema de asistencia social que realmente brinde apoyo a aquellos que lo necesitan, y que proteja a los niños y niñas de la violencia y la falta de atención.
Es hora de que nos unamos como sociedad para denunciar esta injusticia y exigir cambios reales. Debemos ser la voz de los que no tienen voz y luchar por una sociedad más justa y equitativa.

Si queremos construir una sociedad más justa y equitativa, debemos tener una visión holística y abordar los problemas sociales desde una perspectiva integral. No podemos seguir permitiendo que algunos sean abandonados y vulnerable mientras otros prosperan. Debemos trabajar juntos para asegurarnos de que todas y todos tengan acceso a los recursos y oportunidades necesarios para tener una vida digna y plena.

Juntos podemos hacer la diferencia y ser parte de la solución. Unámonos en la lucha por una sociedad más justa y equitativa, donde nadie sea dejado atrás.

Escribe: Sergio Ganza