“Sí, el gobierno es nuestro. Nosotros constituimos esta fuerza política, lo convocamos a Alberto (Fernández, el Presidente) y ganamos las elecciones”, disparó en una variante algo furiosa del “fuego amigo”, Andrés “Cuervo” Larroque, funcionario del gobierno bonaerense. Y vistas las actuales circunstancias, debe haber más de un miembro del gabinete, sobre todo el económico, que le entregaría la administración con moño incluido.
La frase es pertinente en un análisis económico: la política es la que decide el rumbo de la economía. Ya sea en dirección al Titanic o siguiendo a la Apolo XI. Sobre todo, bajo la lupa del FMI que exigió un alto consenso político para firmar el acuerdo. Breve digresión: la Argentina evitó el default con el organismo gracias a la oposición. No siempre elegir lo peor es el mejor rumbo para gobernar. En 1957 Mao Tsé Tung dio cátedra respecto de las contradicciones.
¿A qué viene todo esto? A que falta poco para que llegue (Economía quiere una reunión virtual) la primera misión del fondo para revisar las cuentas públicas. Cómo dijimos aquí mismo, la Argentina se aseguró un 4 por el desempeño fiscal y el intento de reducir los subsidios a la energía subiendo las tarifas. La nota sería más alta de no ser por el vertiginoso crecimiento de la inflación (con especial incidencia de la inflación núcleo, que demuestra que el desequilibrio macroeconómico, y el desbalance de los precios relativos, está muy lejos de resolverse). Pero esto no sería el responsable de un eventual bochazo. Si hasta el propio FMI reconoció que la invasión rusa a Ucrania modificó el panorama original.
En el rubro donde no habría atenuantes sería en la acumulación de reservas, un capítulo que podría convertirse en el primer waiver (“perdón”) que se le pediría al Fondo, al que se le pagaron en la semana US$1.000 millones con los fondos que el propio organismo le prestó al país. El tema es que dólares propios-propios, el BCRA apenas sumó US$ 353 millones en el año y de no haber sido por el dinero del Fondo, las reservas de libre disponibilidad estarían en rojo.
Según los números de la consultora Equilibra, “el stock de las reservas habría cerrado abril en US$ 4.200 millones (US$ 1.875 millones en el año) y la próxima meta es alcanzar los US$ 6.425 millones a fin de junio (US$ 4.100 millones vs. diciembre 2021). Para llegar a esa meta “el Banco Central debería comprar unos US$ 1.500 millones netos en el mercado de cambios (MULC) entre mayo y junio para cumplir la meta de acumulación de reservas del segundo trimestre. Si bien este monto equivale al 70% de lo que logró comprar en mayo-junio de 2021, en lo que va del año viene comprando menos de un 5% de lo que compró en igual período de 2021”.
La consultora destaca también que a pesar de las liquidaciones récord de agrodivisas, el Central compra reservas a cuentagotas. Tanto que en el primer cuatrimestre del año agro (sólo el agro) liquidó US$ 11.098 millones (13,8% por encima de 2021) y el BCRA sólo pudo comprar US$ 113 millones, cuando en los primeros cuatro meses de 2021 compró US$ 3.036 millones.
¿Por qué sucede esto?
Entre los principales factores que están dificultando la intervención compradora del Central en el mercado de cambios Equilibra destaca tres:
1) El encarecimiento de las importaciones energéticas tras desatarse la guerra en Ucrania.
2) El mayor drenaje de divisas por gastos de turismo en el exterior.
3) La necesidad de incrementar las importaciones en valor (por suba de precios internacionales y costos de fletes) para mantener el nivel de actividad económica de fines de 2021.
Ahora bien, ahorrar dólares implica también disponer de menos divisas para importar bienes con el objetivo de mantener el nivel de actividad. Los economistas de la consultora indican que “cumplir con la meta de acumulación de reservas netas implicaría un crecimiento nulo en el promedio del año, mientras que, si la meta se flexibiliza, por ejemplo, en US$ 2.000 millones, la economía podría crecer 1%”.
Por eso, en Equilibra concluyen que “de no mediar un shock que cambie bruscamente el escenario externo, vemos tres desenlaces posibles en torno al cumplimiento de la meta de reservas internaciones netas este año: 1) un waiver que le permita al Central acumular menos reservas netas y a la economía crecer modestamente; 2) un freno a las importaciones, que induciría en faltantes -en particular de insumos- que derivarían en una mayor inflación y menor actividad; 3) una devaluación que reduzca las importaciones y el nivel de actividad”.
Tamizando las conclusiones desde las urgencias de la política local, la conclusión obvia es un waiver con la promesa de un ajuste más afinado. Aunque hay que reconocer que hay mucha gente que parece gustar de dispararse en los pies
Por Oscar Martínez (Clarín Bolsillo)