Estimados lectores de El Yunque,
Hoy deseo compartir con ustedes una historia que ha estado oculta en la sombra durante demasiado tiempo, una historia de injusticia y violencia ejercida en el ámbito familiar, una historia que clama por justicia y visibilidad. Es una historia de un padre que lucha incansablemente por estar presente en la vida de su hijo, una lucha que se ve obstaculizada por decisiones unilaterales y abusivas de la madre, respaldadas por una justicia que parece no escuchar los reclamos de igualdad parental.
El protagonista de esta historia es un padre comprometido, S, quien desde el momento en que supo que iba a ser padre, decidió ser parte activa de la vida de su hijo. A pesar de las circunstancias iniciales, S mostró su voluntad de ser un padre presente, de compartir la responsabilidad y el amor hacia su hijo.
Sin embargo, a medida que el tiempo avanzaba, las decisiones de la madre, Z, comenzaron a socavar esta voluntad de igualdad. Desde la elección de la escuela hasta el régimen de comunicación, Z tomó decisiones unilaterales sin el consentimiento de S, afectando no solo la vida del niño, sino también su relación con su padre.
Uno de los aspectos más preocupantes de esta historia es la falta de respeto hacia la figura paterna y el bienestar del niño. El niño, L, ha sido testigo de comentarios negativos y denigrantes sobre su padre por parte de su madre, lo que inevitablemente afecta su autoestima y su percepción de sí mismo.
Además, la madre ha priorizado sus necesidades personales sobre las del niño, tomando decisiones que no se ajustan a la realidad económica de S y que repercuten negativamente en la vida de L. Desde la elección de una escuela lejana hasta la imposición de un régimen de visitas desigual, la madre parece más preocupada por sus propios intereses que por el bienestar del niño.
S ha intentado dialogar y llegar a acuerdos, pero se ha encontrado con una resistencia obstinada por parte de la madre. Las cartas documento y las agresiones verbales solo han exacerbado la situación, creando un ambiente tóxico para L.
En este momento, S solicita un cuidado personal compartido, en línea con el artículo 666 del código civil y comercial. Su deseo es pasar tiempo de calidad con su hijo, fortalecer el vínculo paterno-filial y brindar a L una educación y un entorno que fomenten su desarrollo emocional y psicológico.
Esta historia es un llamado a la justicia y a la sociedad en general. Es un llamado para poner fin a la violencia psicológica y al abuso de la patria potestad. Es un llamado para que se escuche la voz de un padre que solo busca ser parte de la vida de su hijo.
S no está solo en esta lucha. Todos nosotros, como sociedad, debemos unirnos para garantizar que se haga justicia y que se respeten los derechos de los padres y, lo que es más importante, el bienestar de los niños.
Hagamos que esta historia sea visible, hagamos que se escuche la voz de L y su padre. Hagamos que la justicia prevalezca y que se restaure la igualdad en la crianza de los hijos.
En solidaridad con S y L
Escribe Sergio Ganza