Ver la inocencia es la oportunidad de crear una nueva experiencia, única, verdadera, en el presente
Cuando te encontraste con alguien ¿a quien estás viendo? ¿Con quien te estabas relacionando?
Cuando vas a un lugar por primera vez ¿tratas de conectar con cada persona, o personas presentes en que están o haces lo tuyo sin tomar consciencia del contexto?
Generalmente, siempre que estamos por vivír una experiencia nueva, donde no conocemos el lugar y sobretodo a las personas con las que te vas a encontrar nuestras percepciones se amplían para mantenemos en alerta.
Esta reacción proviene de nuestra especie, como mamíferos, cuando nos encontramos con otros desconocidos nos ponemos en alerta, esto tiene origen desde nuestros antepasados, para cuidar a la comunidad y a la integridad de todos sus miembros.
Ya que instintivamente los mamíferos ven como una amenaza el encuentro con un desconocido, o peor aún en el encuentro es con muchos.
Nuestras creencias formadas en el pasado crean y etiquetan significándo la realidad, para identificar si es peligroso o no el próximo encuentro, y por tanto ahorrar energía de sacar la conclusión a la siguiente vez donde se repita el encuentro o experiencia, y por tanto actuar en automático, es decir por reacción inconsciente.
Este sistema de automatización lo llevamos en casi todas nuestras acciones diarias.
Por lo tanto cuando nos encontramos con seres que ya conocemos, o roles (ejemplo es cuando nos hemos separado y estamos en una nueva relación que ocupa ese rol), o situaciones que catalogamos como conocidas generalmente nos relacionamos con el pasado, y no nos damos la oportunidad de crear una nueva experiencia, como en el inicio y la consecuencia es que siempre estaremos construyendo en bases falsas, sustentadas en un pasado que solo es el recuerdo influenciado por nuestra subjetividad, y por otro lado es posible que estemos siguiendo por inercia en un camino que ahora no me motiva, pero sigo con la memoria que lo había sido, he aquí cuando nos desconectamos de nosotros mismos, actuamos dormidos, sin consciencia de nosotros mismos.
La inocencia es la invitación a vivir el presente, desprovista de juicios, o al menos darnos cuenta que los juicios que hagamos no son la realidad, nos desapéguenos de nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestras significaciones y podamos abrirnos a una nueva experiencia.
Escribe Sergio Ganza