De Santa Fe vos viniste
y acá en Quilmes te quedaste,
aquí vos armonizaste
tu vida sentimental.
Se te agrandó tu arrabal
porque fuiste muy constante,
y te hiciste el caminante
de la noche oscura y fría
arrimabas la poesía
campaneando este lugar.
De Quilmes hiciste historia
en todos sus continentes,
vos nombrás a mucha gente
que por desgracia no están.
Pero siempre vibrarán
en tu memoria inaudita,
te recuerdo en la placita
de la estación, de purrete,
y pitando bién el pucho
junabas la calesita.
Así yo te conocí
un luchador, un bohemio
el tiempo te dio su premio
de cosechar tantos amigos.
La luna te dio su brillo,
el sol todo su esplendor,
sos el himno ruiseñor
de la barriada quilmeña,
por eso Quilmes te sueña
por ser poeta, ¡sí señor!
Qué don tenés vos, hermano,
que nos hacés recordar
esos tiempos que quizás
jamás podrán retornar.
Pero nos has de impulsar
pa’ que no muera la historia
te tendremo’ en la memoria
porque sos el verdadero,
hombre bueno, justiciero,
que acredita trayectoria.
Por eso “Juan”, yo recuerdo
todo aquello, que ha pasado
cuántas veces desolado
a aquello quiero volver.
Si yo pudiera tener
a mis viejitos queridos,
correr en esos baldíos
que había en la cajonería
cuando el morfi le llevaba
al viejo en la cervecería.
Por eso cuando nombrás
esas cosas tan humanas,
si hasta parecen macanas
que vos querés inventar.
Vuelva Quilmes a soñar
con esas calles porteñas,
que sus flores sean dueñas
de tu verso y de tu labia,
y hagamos de Rivadavia
la calle que siempre sueña.
Cuántas cosas sanas, buenas,
aquí quisiera expresar,
pero tengo que parar,
a mí no me da la ciencia.
Lo hago con la prudencia,
con el respeto que llevo,
soy amigo verdadero,
medio quedao para las citas,
¡Si a vos te comparo, “Juan”
al tango “La Cumparsita!”
Rubén Sada