Por Sergio Ganza, Entrenador de Vida
Querida comunidad de Berazategui,
Hoy quiero compartir con ustedes una perspectiva que puede ayudarnos a encontrar paz en medio del profundo dolor que experimentamos cuando perdemos a un ser querido. En mi camino como entrenador de vida, he aprendido valiosas lecciones del “Curso de Milagros” que quiero compartir con aquellos que atraviesan momentos difíciles.
La partida de un ser querido es una de las pruebas más difíciles de la vida. Nos enfrentamos a una mezcla abrumadora de emociones: tristeza, enojo, confusión y más. En estos momentos, podemos encontrar consuelo y sanación en las enseñanzas del “Curso de Milagros”.
La Transición hacia una Realidad Más Elevada
El “Curso de Milagros” nos recuerda que la muerte no es el final, sino una transición hacia una realidad más elevada. Aunque nuestros seres queridos físicamente ya no están con nosotros, sus almas perduran en un estado de amor eterno. Esta comprensión nos brinda consuelo al saber que los lazos del amor nunca se rompen, incluso a través de la separación física.
La Luz en los Momentos Oscuros
En los momentos de pérdida, es común sentirnos solos y desamparados. Sin embargo, el “Curso de Milagros” nos enseña que no estamos solos ni abandonados. La Luz divina siempre nos rodea y guía nuestros pasos, incluso en las situaciones más oscuras. En medio del caos emocional, podemos encontrar la calma buscando dentro de nosotros mismos y conectando con esa Luz interior.
El Poder del Perdón y el Amor
Uno de los aspectos más poderosos del “Curso de Milagros” es su enfoque en el perdón y el amor. A través del perdón, liberamos el miedo y permitimos que el amor fluya. El Curso nos dice: “El milagro hace que lo imposible sea posible y lo que es injusto, justo. El perdón libera lo que está atrapado en la prisión del miedo”. Al perdonarnos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos, abrimos espacio para sanar y experimentar la paz interior.
Conclusión
En momentos de pérdida, el “Curso de Milagros” ofrece una perspectiva profundamente reconfortante. Nos recuerda que la muerte es una transición hacia un amor eterno, que no estamos solos y que el perdón y el amor son poderosas herramientas de sanación. Permitámonos sentir nuestras emociones y, al mismo tiempo, busquemos la paz interior en estas enseñanzas. A través de la comprensión de que el amor trasciende la separación física, podemos encontrar consuelo y esperanza en medio del dolor.
Que estas lecciones del “Curso de Milagros” les brinden paz y fortaleza en sus momentos de duelo.
Con amor y comprensión,
Sergio Ganza