FELICES RESULTADOS DE LAS EXPEDICIONES REALISTAS EN LA PUNA

FELICES RESULTADOS DE LAS EXPEDICIONES REALISTAS EN LA PUNA

El general realista Andrés García Camba, escribió en sus Memorias el paso del ejército invasor por la Puna. En el año 1819 se encuentra el siguiente relato.

Habiendo llegado a Lima el nuevo general en jefe del ejército del Alto Perú y de conformidad con el virrey, Pezuela entregó al general La Serna el mando en setiembre al brigadier Canterac y se despidió de las tropas que había mandado, las cuales hacía ya toda la debida justicia a su alto mérito.

El 21 del mismo setiembre se puso en marcha para Lima con ánimo de aprovechar el primer buque que saliera del Callao para Europa, y sería bien difícil expresar el profundo sentimiento con que el ejército y los pueblos vieron la partida de este general. Semejante género de gloria, que no siempre alcanzan los hombres públicos, debió de recompensarle las fatigas y sinsabores que el desempeño de su elevado destino le había proporcionado.

De la división intermedia establecida en Oruro a las órdenes del coronel Valdés salieron dos columnas a principios de Octubre a pacificar los valles de Moza, la una mandada por el teniente coronel D. Baldomero Espartero, y la otra por el de la misma clase D. Cayetano Ametller, las cuales, después de 56 días de marchas y contramarchas, sorpresas y encuentros, dieron por resultado la muerte de los dos hermanos Contreras, Rodríguez (Andrés), Ramos, Herboso y Gómez, con la del teniente Antesana, que mandaba la escolta del primero, la de otros oficiales y muchos indios,

cogiéndoles también 85 prisioneros, dos cañones de bronce de a cuatro, 77 fusiles, 3700 balas, los efectos de vestuario que tenían almacenados, 1000 cabezas de ganado vacuno y 3000 de lanar. Al propio tiempo el comandante militar de Moza Rendón hizo por su parte cinco facciosos prisioneros y recogió 20 fusiles. Seguidamente remitió Espartero de su columna 100 hombres a los valles de Yungas con noticia de que habían tomado esta dirección muchos dispersos de las facciones batidas y perseguidas, y a pesar de la escabrosidad del terreno y de las continuas lluvias desempeñó ésa tropa con tal diligencia su encargo, que algunos capitanes y subalternos se presentaron a indulto, y otros

como Castro, Videla, Graneras y Portilla dejaron los Yungas y salieron por las Tres Cruces a la Puna, con ánimo, sin duda, de ocultarse entre Ycocha, Moza y Araca dándose en este concepto orden a los comandantes militares de esos puntos para que igualmente los persiguieran. En los valles de Yungas se tomaron al enemigo 38 fusiles. Nuestra pérdida en todas las referidas expediciones fue de poca consideración.

Dispuesta en el cuartel general de Tupiza otra columna para hacer una correría sobre San Antonio de los Cobres a las órdenes del coronel Loriga, supo el brigadier Canterac, que tenía interinamente el cargo de general en jefe, que el famoso caudillo Chorolque andaba por Rinconada saqueando los pueblos y recogiendo ganado, como tenía de costumbre. Era de suma utilidad dar un golpe a este caudillo que se titulaba Comandante general de la Puna, y con este objeto mandó Canterac que se aprontasen 80 dragones americanos y 20 húsares de Fernando VII, y a las órdenes

del comandante D. Rufino Valle los mandó adelantar sobre la Rinconada. Salió Valle de Tupiza el 9 de diciembre, y al siguiente día 10, al amanecer, alcanzó los enemigos ya a caballo, mandó cargarlos a la mitad de los dragones y a los 20 húsares, y lo ejecutaron con tal decisión, que sólo un hombre logra fugar, por la sobresaliente calidad de su caballo. Quedaron, pues, en poder de nuestros jinetes el caudillo Chorolque y su mujer con 24 prisioneros, 17 fusiles, una caja de guerra, todas sus caballerías y 2000 cabezas de ganado lanar que el enemigo había recogido.

Así que el comandante Valle regresó a Tupiza emprendió la marcha la columna preparada al mando del coronel Loriga para la quebrada del Toro y San Antonio de los Cobres con el principal 22 años difundiendo la más original y la menos conocida gesta emancipadora de América Homenaje permanente al Grl. Martín Miguel de Güemes

objeto de recoger ganado, así vacuno como mular y caballar para el ejército, y a las ocho leguas dieron sus descubiertas con una partida enemiga que dispersaron, matando un soldado y haciendo prisionero un capitán de las tropas de Buenos Aires. A marchas forzadas continuó Loriga su comisión: dividió en dos trozos su fuerza, y ocupó con ellos a un tiempo la quebrada del Toro y San Antonio de los Cobres, en cuyo último punto hubo ligeros tiroteos con algunos gauchos, de que resultó contuso el teniente Medina, de la Unión Peruana. El resultado ha sido recoger 13.000 carneros, 1.400 llamas y 320 reses vacunas. Al regresar encargó Loriga al coronel D. Agustín Gamarra que recogiese las cordilleras de su flanco izquierdo, y en tres días de penosísimas marchas por ellas logró reunir 700

llamas y ocho cabezas de ganado lanar, pudiendo en todo abastecer de carne a las tropas por dos meses (Boletín Güemesiano Digital)

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