Acompasa la nostalgia
un tango bellaco que no cesa,
es adentro de la casa
donde el corazón no se aquieta.
Libre, vuela la purreta que danzó
indecisa a su manera.
Resuena el tango reo.
Indomable vaivén de la pareja.
Ella se besa con la angustia
-de jirones su pollera- y es nostalgia,
llanto, curda que marea el desencuentro.
Por ser mina, de alcurnia milonguera,
lo arrebata desde el cuello,
lo hace vibrar en la cintura,
recorrer la espalda, penetrar el tajo
-recordar que fue rufián en la vereda-
Se duerme entre lágrimas de olvido
-el tango lamenta su lamento-Elisabet Cincotta, de “De pie”