“Un día fuimos a ver a Alemania y sus jugadores nos parecieron superhéroes. Nos intimidaban por su velocidad y su fortaleza física. Nadie decía nada, pero mirábamos todo con complejo de inferioridad. Sin embargo, Menotti se mantenía tranquilo. De pronto, uno de los jugadores más atrevidos, de aspecto más frágil y de origen más pobre (Housemman) lanzó: ‘César, los alemanes son fuertísimos’. ‘¿Fuertes?’, contestó Menotti. Y agregó: ‘No diga bobadas. Si a cualquiera de esos rubios lo llevamos a la casa donde usted creció, a los tres días lo sacan en camilla. Fuerte es usted que sobrevivió a toda esa pobreza y juega al fútbol diez mil veces mejor que estos tipos'”