Otra criatura mitológica de las leyendas vascas es Zezengorri, el toro rojo. Este ser, un espíritu que guarda la entrada de su cueva, se caracteriza por expulsar fuego por la boca y la nariz y puede llegar a atacar a aquellos que perturban las cuevas, en las cuales guardan los tesoros de la diosa Mari. Una leyenda menciona a este ser en relación a la cueva Atxulaur, en el monte Itzine.
Cuenta la leyenda que hubo una vez un ladrón que habitaba la cueva de Atxulaur, llegando a lo largo de los años a acumular un gran tesoro. Sin embargo, el ladrón se desplazaría hacia nuevas tierras (concretamente tierras francesas) para continuar robando, un viaje en el que terminaría por ser apresado y finalmente asesinado.
Tras la muerte del ladrón, hubo quienes quisieron entrar a la cueva en búsqueda del tesoro. Sin embargo, el espíritu del ladrón se aparecía en cada ocasión en forma de toro rojo e ígneo, ahuyentándolos. Estas personas acabaron por descubrir que los restos del ladrón estaban aún lejos de su hogar.
Fueron a recuperar sus huesos y los trajeron de vuelta al lugar donde el hombre había vivido: los lanzaron a la entrada de la cueva, hundiéndose estos al instante. Hecho esto, el animal dejó de atemorizarles y les permitió el acceso, pudiendo ya el ladrón descansar en paz y quienes buscaban su tesoro recuperarlo.