Chorra

Chorra

Por ser bueno,

me pusiste a la miseria,

me dejaste en la palmera,

me afanaste hasta el color.

En seis meses

me comiste el mercadito,

la casiya de la feria,

la ganchera, el mostrador…

¡Chorra!…

Me robaste hasta el amor…

Ahura,

tanto me asusta una mina,

que si en la calle me afila

me pongo al lao del botón.

¡Lo que más bronca me da,

es haber sido tan gil!

Si hace un mes me desayuno

con lo qu’ he sabido ayer,

no er’a mí que me cachaban

tus rebusques de mujer…

Hoy me entero que tu mama

“noble viuda de un guerrero”,

¡es la chorra de más fama

que ha pisao la treinta y tres!

Y he sabido que el “guerrero”

que murió lleno de honor,

ni murió ni fue guerrero

como m’engrupiste vos.

¡Está en cana prontuariado

como agente ‘e la camorra,

profesor de cachiporra,

malandrín y estafador!

Entre todos

me pelaron con la cero,

tu silueta fue el anzuelo

donde yo me fui a ensartar.

Se tragaron

vos, “la viuda” y “el guerrero”

lo que me costó diez años

de paciencia y de yugar…

¡Chorros!

Vos, tu vieja y tu papá,

¡Guarda!

Cuidensé porque anda suelta,

si los cacha los da vuelta,

no les da tiempo a rajar.

¡Lo que más bronca me da,

es haber estao tan gil!

Autor: Enrique Santos Discépolo

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