EL OLIMPO SALTEÑO

EL OLIMPO SALTEÑO

Oscar Uriondo finaliza su exposición con una similitud entre Zeus y Güemes, y expresa: Cuenta la mitología clásica que Zeus erigió en la cima del Olimpo, en Tesalia, una ciudadela donde con sus dioses y Atenea aniquiló a los gigantes que –rebelados contra su poder intentaron asaltarla. A ese baluarte no habrían osado acercarse ni las lluvias, ni los vientos, ni las nubes, imperando allí la eterna primavera.

Quien allí entraba no proyectaba sombra y desde allí el dios tonante, envuelto en las nubes de la tempestad, descendía en forma de rayo justiciero y terrible. Todo cuanto en ese lugar era consagrado a Zeus, quedaba en todas las épocas al abrigo de la acción de los elementos destructores.

Si es dable establecer un símil, podemos decir que, en nuestra epopeya, Güemes erigió en el confín septentrional de la Patria su inexpugnable ciudadela, que fue Salta, luchando no en el mito sino en la más tremenda realidad, contra los aguerridos ejércitos del rey, verdaderos gigantes que pretendieron ahogar entre sus brazos la Patria naciente.

Como en la cita mitológica, los vientos y las nubes de la opresión, después de la sin igual resistencia de Güemes, no osaron jamás acercarse al corazón de la República. Y desde su “Olimpo” Güemes descendió por valles, huaicos y quebradas envuelto en las nubes de polvo de las cabalgaduras gauchas blandiendo la espada tajante de la justicia de nuestra causa.

Más, la ciudadela de Güemes, su heroica Salta, a la inversa del Olimpo de Zeus, proyecta hoy la sombra augusta de sus hijos, que con Güemes por jefe demostraron al mundo lo que puede un pueblo con fe en su destino y fuego en el corazón.

Y como para Zeus en Tesalia, primero en Salta y hoy en todo el ámbito de la Patria, háyase erigido inconmovible el altar consagrado a Güemes por los argentinos, que habrá de quedar, eternamente, al abrigo del olvido de las generaciones que nos sucedan. Si la mitología nos ilustra sobre los despiadados sacrificios impuestos por el soberano del Olimpo, podemos decir que también Güemes los exigió así, pero ennoblecidos por la sublimidad de su ideal de libertad.

                                                                     Boletín Güemesiano Digital Nº 282 setiembre de 2024

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