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ASUMIR EMOCIONES

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Los japoneses son especialistas en crear historias cortas con moraleja y la siguiente es un claro ejemplo de ellos.

Un General cruel y sádico entró un día con su ejército en una población. Sus hombres se lanzaron inmediatamente a robar todo lo que pudieron y a producir toda suerte de estragos. Violaron a las mujeres, mataron a los niños, prendieron fuego a las casas y destrozaron las cosechas.

Cuando el general se enteró de que había en la población un maestro zen muy respetado, se propuso vencerlo también. El General galopó hasta una colina situada a las afueras de la ciudad y entró a lomos de su caballo en el atrio zen.

Allí, meditando sobre un cojín, se hallaba un hombre pequeño. El General acercó su caballo hasta él y colocó sobre su cabeza la espada ensangrentada. El hombre lo miró y le dijo:

“¿No te das cuenta de que te puedo traspasar con esta espada en menos que canta un gallo?”

“¿Y tú no te das cuenta de que yo podría ser traspasado con esa espada en menos de que canta un gallo?”, Preguntó a su vez el maestro zen.

En este punto se dice que el general se quedó desorientado, tras lo cual agachó la cabeza y abandonó la población.

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