John Lennon cantó a todos, “imagina que no hubiera religiones”. Suena como una gran idea, pero no coincide con la realidad. Ese mundo no existe y no puede existir. Por naturaleza, los seres humanos son religiosos.
Algunos podrían reducir el concepto de “religión” como la búsqueda de la verdad espiritual, pero más puntualmente, es algo que haces con devoción. Otros han hecho una religión del hecho de salvar ballenas, luchar contra el calentamiento global, escalar la escalera corporativa, o seguir a los “Grateful Dead.” Buscamos un propósito. Queremos dejar un legado, o simplemente tener la sensación de que de alguna manera estamos haciendo del mundo un lugar mejor. Cada uno de nosotros se apoya en causas o grupos que representan algo más grande que nosotros mismos.
El problema viene cuando no valoramos a los demás lo suficiente como para involucrarlos en una conversación. Avasallamos o evitamos a aquellos que no compran lo que nos apasiona. Cada “religión”, incluyendo el cristianismo, tiene devotos que han caído en esa trampa. Dan mayor importancia a la interpretación de la causa que la persona frente a ellos. Son ellos los que hacen que la “religión” adquiera una mala fama.
Considera esto
¿Qué identificarías como una de tus pasiones?
Eso que te apasiona, ¿acaso ha guiado de alguna manera tu trayectoria profesional? ¿De qué manera?
Toma acción
Haz una lista de tus prácticas “religiosas” (las cosas que haces habitualmente, fielmente, o con devoción) y obsérvalas. Ahora haz una lista de las prácticas “religiosas”—inclusive esas que te molestan —en los demás y trata de pensar en sus razones para hacerlas.