Este lunes comenzó a regir el tercer incremento del pasaje en los últimos ocho meses. Las próximas subas. La disputa por los subsidios con CABA y Buenos Aires puede implicar otro golpe al bolsillo
El boleto de colectivos en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) aumentó 600% desde que asumió Javier Milei y tras cuatro años en los que la tarifa estuvo prácticamente congelada, en el marco del ajuste fiscal que se puso en marcha desde diciembre. La tarifa tiene aún mucho por recorrer para cubrir los costos del sistema, mientras el Gobierno abrió una nueva disputa por los subsidios con CABA y la provincia de Buenos Aires que puede implicar un nuevo golpe al bolsillo de los usuarios.
En diciembre el pasaje del AMBA costaba $52,96 para el tramo de hasta 3 kilómetros, que se conoce como “mínimo”. Desde el primero de enero ese monto pasó a $76,92 en enero, a $270 en febrero y desde este 12 de agosto pasó a $371,13, un incremento acumulado del 600% y del 382% en ocho meses, contra una inflación que fue del 80% hasta junio. Los montos corresponden a quienes tienen registrada a su nombre la tarjeta SUBE.
Los datos del sistema SUBE relevados por la Asociación Civil de Transporte muestran que el 77% de los usuarios del AMBA utilizan el colectivo para hacer un viaje de ida y otro de vuelta, mientras que el tramo más utilizado es el de entre 3 y 6 kilómetros. Ese pasaje tiene un costo de $413,44 por viaje con el nuevo cuadro tarifario vigente desde hoy.
Teniendo en cuenta esos datos, un pasajero que realiza dos viajes por día hábil al trabajo, de entre 3 y 6 kilómetros, gastará $16.537,60 mensuales para, por ejemplo, ir al trabajo en colectivo. Ese gasto era de $13.234,32 hasta el mes pasado, de $3.428 hasta enero y $2.360 en enero, un salto del 600% de punta a punta. El presupuesto no contempla que en el medio se sume el tren o el subte, que también tuvieron fuertes incrementos.
El Gobierno informó que para el pasaje de colectivos queda un 32,5% de aumento pendiente por los períodos de marzo, abril, mayo y junio de este año. Es que se encuentra vigente una fórmula de indexación atada a la inflación desde febrero que no había sido aplicada en busca de evitar un mayor impacto en el bolsillo de los usuarios, en medio de fuertes incrementos en otros servicios como del 300% en electricidad, 1.000% en gas natural y 250% en agua.
El economista del IIEP de UBA Conicet, Julián Rojo, mencionó que antes de la llegada de Milei los boletos de colectivos se encontraban en un piso “que hacía insostenible al sistema” aunque resaltó que los ingresos no aumentaron al mismo ritmo.
En ese sentido, indicó Rojo, la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE), que suele tomarse como un promedio de ingresos para asalariados formales, se ubicó en agosto en torno a los $1.018.111 teniendo en cuenta una variación del 5% mensual en junio, julio y agosto, por encima de la inflación proyectada por el mercado, ya que la Secretaría de Trabajo tiene datos hasta mayo. Es un incremento del 81,5% desde diciembre, muy por debajo del 600% que aumentó el pasaje de colectivos en ese mismo período.
En las empresas de colectivos no desestiman el impacto de las subas en los usuarios, pero señalan que la tarifa aún mantiene un importante atraso en términos reales. Según cálculos de la Asociación Argentina de Empresas de Transporte Automotor (AAETA), a precios constantes, los $371,13 actuales están $7 por debajo de febrero, pero más que triplican los valores de diciembre pasado y se encuentran bastante por debajo de los de 2019.
Esos precios además contemplan las compensaciones que pone el Gobierno nacional, la Ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires para sostener la tarifa. El “costo real” del pasaje, sin subvenciones, debería ubicarse en $1.317 según cálculos de AAETA en base a la última estructura de costos analizada.
En paralelo, el gobierno de Milei abrió un nuevo frente de conflicto con la Ciudad y Buenos Aires que puede implicar un nuevo impacto en el bolsillo de los usuarios a partir de septiembre.
La Nación quiere que CABA se haga cargo de financiar el 100% de los subsidios que llegan a las 31 líneas que circulan exclusivamente en la capital, destinados a cubrir la diferencia entre el precio del boleto y la tarifa “real”, ya que actualmente aporta el 55% de esos fondos y el 45% salte del Tesoro nacional.
La gestión de Jorge Macri avisó que no está dispuesta a convalidar ese traspaso y responsabilizó al gobierno por cualquier posible paro de transporte en caso de que se corten recursos a las empresas.
A eso se suma la intención de Nación de traspasar el costo por el descuento de la Red SUBE que se aplica en el AMBA de forma automática, solo para las tarjetas registradas, en esas 31 líneas. El primer viaje se paga el boleto pleno, el segundo con descuento del 50% y el tercero con 75% de rebaja. Esto aplicará también para la provincia de Buenos Aires.
La disputa que se abrió entre Jorge Macri y Axel Kicillof contra Javier Milei por los subsidios puede tener efecto en el bolsillo. Si los fondos que busca cortar Nación no son compensados por CABA o Buenos Aires, los usuarios pagarán más caro, en algunos casos, y, en otros, perderán un descuento clave.
En lo que va del año el gasto en subvenciones fue de $479.243 millones a través del Fondo Fiduciario del Sistema de Infraestructura del Transporte (FFSIT), un recorte del 30% interanual en términos reales.
En ese marco, el boleto del AMBA es el segundo más barato de la Argentina, solo por encima de La Rioja, según el último relevamiento de AAETA. En las provincias, el boleto de colectivos se encuentra solo subsidiado por los gobiernos provinciales, ya que Nación eliminó el Fondo Compensador del Interior (FCI) por el cual se compensaba a esos pasajeros. Ese fideicomiso tuvo en 2023 un presupuesto de $102.000 millones que fueron cortados en febrero, cuando solo se habían transferido unos $17.000 millones. (INFOBAE – Por Agustín Maza)