1) Entra por la puerta: El que pastorea es educado, no invade ni ataca. Vos, como pastor, debes respetar siempre al otro y no imponerte sobre el otro, sin atacar o lastimar. Entrar por la puerta significa que el pastor debe ser confidente con los suyos, cercano, amable y creando esa familiaridad que permita una relación estrecha, por sobre todo, de confianza. Es tarea tuya como pastor o pastora de tu familia, como vos y yo que somos sacerdotes, o como religiosos o consagrados o consagradas. No podemos ser asaltantes, no podemos robar la vida y esperanza de nadie. Debemos iluminar y acompañar.
2) Llama por su nombre: Esta es la segunda característica del pastor. Es la gran relación que vos tenés que tener con Dios y Dios tiene con vos. No dejes de luchar por esa relación íntima con Dios. El buen Pastor debe conocer al otro, dar esa particularidad y ese tiempo al otro. Que esa persona se sienta acompañada y guiada, no ninguneada e ignorada. Dale tu tiempo y tu momento. Apaga el celular y la televisión y si es necesario, abrázalo.
3) Va delante: Es la tercera característica. Debemos luchar por esa capacidad de liderazgo, el saber afrontar la vida con todo lo que trae, pero también de enfrentar las cosas del día a día. El no tener miedo para guiar, sabiendo que la fuerza viene del gran pastor. Hoy vos estás llamado a pastorear en tu estilo de vida. Cuidado con el lobo, porque puede robar muchas almas.
Las cuidemos y pastoreemos para que todos estemos en el cielo. Algo bueno está por venir., organiza, toma el control de tu buzón