Patria y libertad, son términos que formaron una dupla movilizadora durante la lucha por la Independencia. Para Sara Mata, el proceso revolucionario iniciado en Buenos Aires el 25 de mayo de 1810, ofreció a la población oportunidades de ascenso económico y social y el planteo de reivindicaciones de los sectores subalternos.
Escribe la autora:
En el caso específico de la insurgencia rural en el valle de Lerma, se insinuó una reforma agraria ya que dejaron de pagar arriendos, de prestar servicios personales y de conchabarse como peones y ocuparon tierras en las principales propiedades rurales del valle. Los esclavos que integraban los Escuadrones Gauchos, muchos de ellos incorporados
voluntariamente sin autorización de sus amos, abrigaban por su parte otras aspiraciones y la principal de ellas era la libertad. En la medida en que patria y libertad se presentaban para ellos estrechamente unidas e interdependientes, ya que no era posible la patria sin la libertad, es probable que la patria por la que luchaban fuera concebida como un orden social en el cual la libertad no era entendida en los mismos términos en que la planteaba la dirigencia revolucionaria, es decir no tan solo libertad soberana y en unión con ella libertad cívica, o sea libertad de gobernar y de participar del gobierno, que en esos momentos significaba la ruptura de la relación colonial, sino que la libertad reclamada por los esclavos estaría vinculada fundamentalmente a la libertad personal, es decir la capacidad de acción y de decisión sin depender de otros, derecho del cual debían gozar todos los hermanos, incluidos los esclavos. La prolongación de la guerra, y la permanente invocación a la libertad de la patria contribuyó de esta manera a configurar un proyecto político que respondía a sus expectativas sociales y económicas.
La muerte de Güemes y el cese de la guerra con los realistas significaron un duro revés para este proyecto, a pesar de lo cual creemos plausible sostener que el mismo estuvo presente en las movilizaciones rurales que tuvieron lugar en la década siguiente alentado por las luchas facciosas de la elite. Enfrentamos así dos problemas complejos cuales son,
por un lado, encontrar evidencias de que esas expectativas continuaban vigentes en las milicias, o en parte de ellas, en los levantamientos que protagonizaron luego de la muerte de Güemes y por otro interpretar sus vinculaciones con los proyectos políticos de la elite dirimidos fundamentalmente en torno a la construcción de poder en la provincia y en la
relación con Buenos Aires y Bolivia.
Para Alejandro Rabinovich, servir en el ejército revolucionario era una manera de manifestar patriotismo lo cual estaba ligado a triunfos, derrotas y pruebas impensables en otros aspectos de la vida civil, junto al riesgo de perder la vida.
Escribe el autor:
En una sociedad donde la movilidad social ascendente estaba limitada a ciertos espacios, el ejército revolucionario ofrecía inéditas oportunidades de avance, ya que un recluta motivado y constante podía subir en el escalafón y acceder a mayores grados de respetabilidad social. (…).
Incluso en las peores condiciones y en los momentos de mayor decaimiento de la causa revolucionaria, algunos paisanos seguían viendo al servicio de las armas como un destino deseable, sea por la oportunidad que ofrecía para cambiar de situación o como una expresión de patriotismo. (…).
Se calcula que, al momento de la Independencia, la población de color constituía cerca de un tercio de la población de una ciudad como Buenos Aires, siendo también muy significativa su presencia en lugares como Córdoba, Cuyo, Tucumán, Salta y La Rioja. A más de servir en haciendas, estancias y el servicio doméstico, los esclavos se dedicaban a tareas urbanas muy variadas como el artesanado, el comercio, la panadería o la música.
La búsqueda de la libertad personal fue un gran impulso para el soldado. En Güemes Documentado, se registra un expediente de liberación a favor de Tiburcio y Silvestre Tineo. En el primer documento figuran ambos, mientras los sucesivos focalizan sólo en Tiburcio. (Boletín Güemesiano Digital Nº 276 – Marzo de 2024 Página 3)