Febrero es sin duda el mes más heterogéneo del año. Dura menos de 30 días y es el único que tiene una extensión variable: normalmente de 28 días, pero cada cuatro años –como ocurre este 2024– se le suma un día más, el 29. ¿A qué se debe esta “anomalía”? El día bisiesto es una invención de los romanos, la primera potencia global del mundo occidental y a la que debemos gran parte nuestra idiosincrasia y costumbres.
En el año 46 a.C., Julio César reformó por completo el calendario romano entonces vigente, que llevaba un desfase de varias semanas respecto al año solar, y añadió un día repetido en febrero cada cuatro años para ajustar el año humano al astronómico (una vuelta de la Tierra alrededor del sol, que se produce cada 365’25 días).
Ese calendario, “el que menos yerra acerca de esta anomalía del tiempo”, según el historiador Plutarco, no contemplaba un 29 de febrero propiamente dicho, sino un día repetido, el sexto antes del comienzo de marzo, de ahí la denominación de bisiesto. Un día bis que ha acabado convertido milenio después en un 29 de febrero por cuestiones prácticas. – NATIONAL GEOGRAPHIC