Temblaste
al saber su enfermedad,
la vida te cambió
y te regaló mil años más.
Hoy lloras su partida,
tu cama vacía.
La buscas en tus noches
de agonía
Tu alma se encoge al pensar
ella yace en aquel lugar frío,
donde su cuerpo pronto se esfumará,
su almita se elevará,
sus manos se convertirán
en alas para poder volar
llegará hacia ti,
un coro de ángeles
la acompañará.
Vestida de novia,
un ramo de rosas
y perlas preciosas te traerá.
Secará tus lágrimas
y dirá, no llores,
mi amor por ti, no morirá jamás,
esperaré el día de tu partida
así nos fundiremos
en el sueño eterno
de esta luz total.
Antonia Luján Vázquez (escritora local)