Madre a lo largo de los tiempos en la tierra, se ha hecho presente en diferentes lugares, a diferentes personas y a muchos niños, así mismo se ha hecho presente en nuestra comunidad de amor Red de Luz y Ella desea que esta advocación, Nuestra Señora de los Colores, sea conocida y difundida por toda la tierra. La manifestación plena del Espíritu de Dios nos ha hablado en lo profundo de nuestros corazones y Ella, nuestra Madre Divina, nos ha mostrado su esplendor, resplandeciendo e irradiando los divinos colores de Dios.
La advocación Nuestra Señora de los Colores existió desde el primer momento en que ella albergó en su Sagrado Vientre al Hijo de Dios. Bajo esta advocación no ha hecho hasta ahora apariciones pero ha estado presente desde siempre y es en sí misma todas las apariciones. . Ella como Sagrario Viviente irradiaba colores a todo el que se le acercaba, irradiaba los más preciosos colores, los colores de Jesús, el Hijo de Dios. Ella, la Reina del Universo es la Reina de los colores y deja verse en toda la Divina Creación, en toda la naturaleza, en la belleza y colores de las flores, de los animales, de las piedras preciosas, de las estrellas, en la Magnificencia de un Arco Iris luego de la lluvia, en los colores del cielo al amanecer y al atardecer, en el agua, en el aire, en las miradas de nuestros ojos, en cada obra de arte, siendo nosotros, sus hijos, la más amada y bella obra de las manos del Creador.
Esta Advocación no pertenece a ningún país y es en sí misma todos los países, puente divino de Luz que nos lleva a la única patria verdadera, la Patria Celestial a la cual todos pertenecemos, llamándonos a la Unidad, señalando el camino seguro hacia Jesús. La vida en Cristo es plena de colores, por lo tanto, el que sigue las huellas de Jesús debe ser “De Colores”, para pintar de color y de vida, la vida de muchos.
Nuestra Madre de los colores nos señala el camino al color divino del amor. Ella es el rostro del amor. Sus colores son la alegría de vivir, vivir enamorados de ese Dios que es Padre Hijo y Espíritu Santo. En la oración que Ella misma nos dictó, está vivo el sentimiento de Amor, Paz y Unión Fraternal entre todos sus hijos.
Siendo Ella la Madre de todos, nos invita a vivir en “La Santa Alegría” que brilla de colores en los corazones que se abren al don del Amor. Ese Amor Incondicional y generoso hace surgir en el corazón un arco iris brillante que no puede esconderse, que necesita entregarse y compartirse. La vida debe mirarse a través del prisma del amor. En él están los colores de Dios, colores armónicos y llenos de esplendor, como esplendoroso es nuestro Padre. Cada color son las múltiples facetas del rostro de Cristo. En efecto, como el prisma descompone la luz blanca en una escala de colores variados, de la misma manera cada ser lleva su color, cada cual refleja un aspecto de la Santa Trinidad, de los dones del Espíritu Santo, de los Arcángeles y así, unidos, Todos somos Uno.
Nuestra Madre nos muestra los colores de la Divina Creación y la belleza de la naturaleza que se viste De Colores, invitándonos a sentirla parte de nosotros mismos, cuidarla y respetarla con amor. Ella manifiesta la magnificencia del Creador en los colores de la Creación. Nuestra Señora de los Colores nos congrega en su Inmaculado Corazón a la oración y meditación comunitaria del Santo Rosario de la Paz por todos los continentes del mundo, donde también los colores se hacen presentes y Ella misma recorre cada continente derramando rosas a su paso, abrazándonos con los colores de la esperanza y la dulzura, la protección y la sanación de nuestros cuerpos y almas.
El saludo “De Colores” evoca la alegría del amor de Dios y de la presencia de Cristo dentro de cada ser y de toda vida en el Universo. “De Colores” es una catarata de bendiciones que nuestra Madre nos regala y debemos ir alimentando y multiplicando, de hermano en hermano, de corazón en corazón, hasta formar entre todos un Arco Iris de Amor y Luz dentro del Corazón de Dios viviendo felices en esta nueva Luz.