La leyenda del charro negro cuenta que, en las noches, junto a los caminos en los pueblos, suele aparecerse un hombre vestido de charro montado sobre un bello caballo negro. Si se es amable con él y se le permite que te acompañe a tu casa, te dejará en paz y continuará su camino.
Sin embargo, en una ocasión Adela, una joven despreocupada, se lo encontró mientras vagaba. Para aligerar el paso, le pidió al hombre que la subiera al caballo. Cuando se montó, el caballo aumentó su tamaño y se prendió en llamas; el charro desveló su identidad: se trataba del diablo.
Al escuchar los gritos de la joven, los vecinos salieron, pero no pudieron hacer nada y la vieron quemarse ante sus ojos. Ella ahora era propiedad del diablo, quien se la llevó mientras ardía.