El paciente llega preocupado a la consulta con el psicólogo y le dice:
– Doctor, tengo un problema muy grave.
– ¿Qué le pasa? Pregunta el profesional.
– Es que usted se va a reir…
– Nada de eso amigo, yo soy un profesional.
– Bueenooo… mi problema es que tengo complejo de perro
– ¿De perro ¿y desde cuándo le ocurre?
– Desde que era un cachorro.
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– ¿Qué tal sus vacaciones, González?, pregunta el gerente al empleado
– Muy bien, señor; fui a Brasil.
– ¿Y cómo la pasó?
– De diez… Mucho sol, hermosos paisajes, pero es un país curioso. Está lleno de prostitutas y futbolistas.
– ¡¡¡Cuidadito! No diga eso que mi mujer es brasileña…
– ¿Ah sí? ¿Y en qué equipo juega?
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Un estudiante regresa a su ciudad luego de estudiar varios años en la Capital y se encuentra con uno de sus viejos amigos.
– ¿Qué tal, Miguelito? Hace mucho que no nos vemos ¿Qué estás estudiando? – Lógica.
– ¿Lógica?
– ¿Lógica? ¿Y que es eso?
– Bueno… ¿Cómo te explico? A ver… Lo haré con un ejemplo. ¿Tenés un perro en tu casa?
– Sí.
– Entonces si tenés un perro, seguramente te gustan los animales. Y si te gustan los animales, lógicamente eres una persona sensible. Y si eres una persona sensible, seguro que te gusta la belleza. Y si te gusta la belleza, lógicamente te gustan las mujeres… Pues bien, algo así es la lógica.
Al cabo de un rato, el amigo de Miguelito se encuentra con otro y le explica:
– ¿Sabés? Miguel ha regresado al pueblo después de cinco años estudiando lógica.
– ¿Lógica? ¿Y que es ésto?
– Muy fácil. Te lo explicaré con un ejemplo.
– ¿Tenés perro?
– No.
– Ah…. entonces sos maricón.