Los tres Reyes Magos

Los tres Reyes Magos

Una tradición dice que los tres Reyes Magos eran hermanos. Según otra tradición, Melchor venía de Persia, Baltasar de India y Gaspar de Arabia.

En la antigüedad los magos tenían muchas funciones: astrólogos, médicos, sacerdotes y consejeros de los reyes. Nunca se trataba de personas jóvenes, sino de ancianos (aunque probablemente ya a los cuarenta años una persona era considerada «anciana» y sabia).

Una leyenda apócrifa dice que después de la resurrección de Jesús, el apóstol Tomás los halló en Sabá (probablemente India), los bautizó y los consagró obispos. Habrían sido martirizados en el año 70 (cuando cada uno) en él tendría entre 110 y 140 años de edad…) y depositados en el mismo sarcófago.

Santa Elena (madre del emperador romano Constantino) llevó a Constantinopla unos huesos humanos y dijo que eran los restos mortales de los Reyes Magos. Posteriormente, en el siglo XII, Federico Barbarroja dijo haberlos encontrado (junto con las tres coronas que habrían llevado durante su existencia). Hizo construir un mausoleo en la catedral de Colonia (Alemania). Pero el solo hecho de que los magos fueran tres, es ya un mito. Así como sus nombres, los cuales tampoco son mencionados en la Biblia

El cuarto Rey Mago

Hay varias leyendas acerca de este personaje. Algunos le dan el nombre de Azael, otros de Artabán. Cuenta la leyenda que este hombre partió junto con los otros tres a venerar al Niño Dios, pero por detenerse en su camino a ayudar a los demás, gastando a veces parte del regalo que daría al Mesías, su camino se alargó muchos años.

Una versión cuenta que este cuarto rey mago llegó finalmente a Jerusalén un viernes antes de la Gran Fiesta de la Pascua, la gente estaba alborotada. Comentaban que un rabino llamado Jesús agonizaba en el Gólgota. Azael o Artabán, ya muy anciano, supo de quien se trataba y llegó casi a rastras como si él mismo hubiera cargado la cruz. Se dirigió hacia el agonizante Jesús y susurró: «Perdóname. Llegué demasiado tarde». Desde la cruz escuchó la voz de Jesús que decía: «Hoy estarás conmigo en el Paraíso».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *