PASABA ARROLLADORA EN SU HERMOSURA

PASABA ARROLLADORA EN SU HERMOSURA

Pasaba arrolladora en su hermosura

y el paso le dejé;

ni aun a mirarla me volví, y, no obstante,

algo a mi oído murmuró: «ésa es».

¿Quién unió la tarde a la mañana?

Lo ignoro; sólo sé

que en una breve noche de verano

se unieron los crepúsculos, y… «fue».

                                                                                                                            Gustavo Adolfo Bécquer

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