Una de las leyendas ecuatorianas más modernas es el muro de las lágrimas de la Isla Isabela, un islote que se ubica a 5 kilómetros de Puerto Villamil, en las Islas Galápagos. En ese lugar se encuentra un muro hecho de piedras que fue construido entre 1945 y 1959 por prisioneros enviados ahí para pagar por sus fechorías. La pared tiene cerca de 25 metros de altura y se dice que, en su construcción, murieron muchos presos.
Quienes viven en la isla dicen que, cuando hay niebla, durante el crepúsculo o la noche, se pueden oír los débiles lamentos de aquellos que dieron su vida mientras construían el muro. Otros dicen que los fantasmas de algunos de los prisioneros se pueden ver en el camino que conduce al sitio.