Mi hijo preguntó ¿qué es la conciencia?,
con seriedad de adulto concentrado
en la respuesta, que le hubiera dado,
de no mediar de extraños la presencia.
No quise perturbarlo en su inocencia,
porque en su corta edad se habría asustado
si de verdad le hubiera confesado,
que el hombre a todas horas la silencia.
Que se ha olvidado de que la tenía,
y aunque Dios le pidió que cada día
la usara sin mostrar indiferencia,
él la oculta, la esconde, la aniquila,
y así su percepción duerme tranquila,
pues no es consciente de su negligencia.
Marga Mangione
1º de abril de 2018